martes, 1 de noviembre de 2011

Unos lobos con premio

El viernes pasado tuvo lugar la entrega de premios del festival Telenatura de la Universidad de Navarra. El acto tuvo lugar en el Planetario de Pamplona, donde se habían ido proyectando durante la semana algunas de las películas presentadas, de las cuales un par han sido ya comentadas en entradas anteriores de este blog.

Con un auditorio lleno, el acto se alargó quizás excesivamente. A la gran cantidad de categorías con premio (más de una decena, entre las que se incluían una a la mejor difusión de la ciencia, otra al mejor documental de producción nacional, una tercera al de mejor valores ecológicos, etc.) se unieron los discursos de las diversas personalidades, como la decana de la facultad de comunicación de la Universidad de Navarra o el concejal de medio ambiente del ayuntamiento de Pamplona (sin olvidar a los propios premiados).

A la prolongación excesiva en el tiempo contribuyó, asimismo, el hecho de que la de este año fuera la décima edición del festival, algo que al parecer todos los invitados se vieron en la obligación de comentar repetidas veces.

Los galardones fueron a parar a los más diversos lugares: desde Segovia hasta Nueva Zelanda, pasando por Japón o Australia. Pero la ganadora de la categoría principal (mejor película) fue una coproducción de varios países europeos, entre los que se encuentran Austria, Ucrania o Bielorrusia. Siguiendo la tradición, se proyectó como conclusión del acto (tras las fotos de rigor con todos los galardonados).

Este documental, el mejor según el jurado de todos los presentados este año al festival, se centra en un tema original e interesante: los lobos que viven en la zona de exclusión humana que el desastre nuclear en la central de Chernóbyl creó hace 25 años. Con riesgo de su propia salud, un grupo de científicos rodó durante cien días en ese lugar deshabitado, al que sólo se puede acceder con guía y mediante un permiso especial. Su intención era la de estudiar la fauna radioactiva del lugar, y especialmente los lobos, cúspide de la cadena alimentaria.

Desde el punto de vista del guión, la cinta se sitúa entre el de las aguas que rodean Japón y el de la tundra noruega comentados anteriormente, pero más cercano al primero. La causa es sencilla: no se trata propiamente de mostrar el aspecto de la naturaleza sino de documentar una investigación científica, por lo que son frecuentes las entrevistas a expertos y la aparición en pantalla de los propios científicos mientras llevan a cabo sus indagaciones. Por lo demás, la película resulta interesante, aunque pierde algo de fuerza tras un muy buen arranque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario