Si el miércoles en el Planetario de Pamplona pudo verse la biodiversidad de las aguas de Japón, al día siguiente se trataba de un medio y de un país totalmente distintos. La proyección que el jueves ofrecía el festival Telenatura de la Universidad de Navarra era una de las películas que integran el ciclo “Wild Scandinavia” (“Escandinavia salvaje”) de uno de los canales de la televisión alemana. En concreto, se trataba del episodio dedicado a Noruega, de unos cincuenta minutos de duración y a cargo del director germano Jan Haft.
Este documental tenía un tono casi completamente distinto al que le había precedido, pues prefería mostrar a explicar. Como resultado, no aparecían en pantalla científicos ni expertos; de hecho, el único rastro del ser humano en toda la película era la propia voz del narrador. Al mismo tiempo, la belleza estética y el realismo de las imágenes estaban mucho más cuidados de lo que suele ser habitual en este tipo de cintas.
Este detallismo y sensibilidad artística quedaban patentes sobre todo en el tratamiento visual de imágenes como las de los bisontes que habitan en la tundra. Unas escenas cuya belleza se vio empañada por cierto problema que hubo en la coordinación entre sonido e imagen. A este respecto, hay que decir que al día siguiente, en el taller que impartió el matrimonio Haft (Jan y Melanie, director y editora) en la propia Universidad de Navarra, algunos tuvimos la oportunidad de disfrutar de las espectaculares peleas entre estos bisontes noruegos sin problemas de sonido.
Lo que no faltó en la proyección del jueves fue el tono ecologista, especialmente hacia el final del documental: una vez mostrado el atractivo de la flora y fauna de esos lugares, la llamada a su adecuada conservación llegaba más hondo y resultaba por tanto mucho más efectiva.
El coloquio posterior fue agradable y distendido. Los Haft estaban presentes en el auditorio y se mostraron dispuestos a contestar con gran simpatía todas las preguntas de los presentes (con la mediación de una moderadora, que ejercía a la vez de traductora), prestándose incluso a ponerse en contacto con ellos y resolver otras posibles dudas a través de su correo electrónico.
La nota “cómica” la puso cierta señora que preguntó hacia el final del coloquio y que insistía en comentar sus ideas incluso después de haber formulado su pregunta y haber recibido contestación. De hecho, una vez acabado el acto podía verse aún a dicha señora, volviendo a exponerle a algún pobre asistente sus críticas a las agencias de viajes y sus anhelos de encontrarse en soledad frente a frente con la naturaleza salvaje, mientras su interlocutor buscaba desesperadamente algún modo de quitársela de encima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario